Alteraciones no autorizadas

Las alteraciones no autorizadas durante el período de alquiler

En el ámbito del alquiler, uno de los puntos más controvertidos es la realización de alteraciones no autorizadas en la propiedad alquilada. Estas modificaciones pueden variar desde pequeños cambios estéticos hasta obras de mayor envergadura que afectan la estructura o la funcionalidad del inmueble. Entender qué constituye una alteración no autorizada, cómo se regula y cuáles son sus implicaciones legales es esencial tanto para propietarios y propietarias como para inquilinos.

¿Qué son las alteraciones no autorizadas?

Las alteraciones no autorizadas se refieren a cualquier modificación realizada por el inquilino sin el consentimiento previo y expreso del propietario. Según el contrato de alquiler, estas modificaciones suelen estar expresamente prohibidas o condicionadas a la obtención de una aprobación escrita. Ejemplos comunes incluyen pintar las paredes de un color diferente al original, instalar estanterías que requiera perforaciones en las paredes, cambiar el suelo o realizar obras más complejas como la ampliación de una habitación. Aunque el inquilino puede considerar que estos cambios mejoran la vivienda, desde el punto de vista legal, cualquier alteración no autorizada puede considerarse un incumplimiento contractual.

El hecho de la autorización es vital, cualquier modificación se puede llevar a cabo, siempre que exista un consentimiento explícito por parte de la propietaria o del propietario.

Aspectos legales de las alteraciones no autorizadas

Desde el punto de vista legal, el Código Civil y las leyes de arrendamientos urbanos establecen que el inquilino tiene la obligación de conservar la vivienda en el estado en que la recibió, salvo el desgaste natural por el uso. Esto implica que cualquier modificación que altere la estructura, los elementos decorativos o la funcionalidad del inmueble requiere la autorización del arrendador. 

En caso de que se realicen alteraciones no autorizadas, el propietario tiene derecho a exigir la restitución de la vivienda a su estado original o, en su defecto, solicitar una compensación económica por los daños ocasionados. En casos extremos, estas acciones pueden incluso derivar en la resolución del contrato de alquiler.

Proceso de solicitud de autorización

El proceso de solicitar autorización para realizar modificaciones suele incluir un intercambio formal entre las partes. El inquilino debe presentar una solicitud detallada al propietario o propietaria, explicando la naturaleza de la alteración, los motivos para llevarla a cabo y, en su caso, cómo planea financiar o revertir los cambios. Por su parte, el propietario tiene la facultad de aceptar, rechazar o proponer condiciones para la realización de las obras. Este procedimiento es esencial para evitar malentendidos y proteger los intereses de ambas partes.

Implicaciones prácticas y financieras

Las alteraciones no autorizadas pueden generar complicaciones prácticas, legales y financieras. Desde un punto de vista práctico, algunos cambios pueden ser irreversibles o difíciles de corregir, como la eliminación de paredes o la instalación de sistemas eléctricos adicionales. En términos legales, el arrendador puede argumentar que estas modificaciones disminuyen el valor de la propiedad o dificultan su alquiler futuro. Por otro lado, para el inquilino, la realización de alteraciones sin consentimiento puede dar lugar a numerosos costes inesperados, que incluyen desde la restauración de la vivienda hasta el pago de indemnizaciones.

Diferencia entre alteraciones menores y mayores

No todos los cambios realizados por el inquilino son considerados alteraciones no autorizadas, algunas modificaciones menores, como colgar cuadros, instalar cortinas o cambiar bombillas suelen estar permitidas y no requieren aprobación previa. La clave está en identificar el nivel de impacto que la modificación tiene sobre la propiedad y consultar siempre los términos del contrato. En caso de duda, lo mejor es buscar el consenso con el propietario para evitar posibles conflictos.

Consejos para propietarios e inquilinos

Para los propietarios, mantener una comunicación clara con los inquilinos y especificar en el contrato qué modificaciones están permitidas o prohibidas puede prevenir problemas futuros. Para los inquilinos es esencial revisar cuidadosamente los términos del contrato antes de realizar cualquier cambio en la vivienda. Cuando surjan dudas, lo mejor es consultar al propietario o propietaria para evitar conflictos que puedan escalar.

La perspectiva de Zazume

Desde la perspectiva de Zazume, entendemos la importancia de mantener una buena relación entre propietarios, propietarias e inquilinos basada en la comunicación y el respeto mutuo. Nuestro servicio de gestión de alquileres ayuda a ambas partes a establecer y respetar las reglas del contrato, ofreciendo herramientas que facilitan la resolución de conflictos relacionados con alteraciones no autorizadas. Además, proporcionamos asesoramiento personalizado para gestionar estos casos de manera eficiente y garantizar que se mantenga el equilibrio entre los derechos y responsabilidades de cada parte. Nuestra plataforma, diseñada para simplificar la gestión de alquileres, asegura que tanto propietarios y propietarias como inquilinos puedan abordar estas situaciones con claridad y profesionalidad. En Zazume, creemos que un contrato bien gestionado es la base para evitar malentendidos y preservar la tranquilidad de todas las partes involucradas.

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