Quién paga la inspección del gas

¿Quién paga la inspección del gas, el inquilino o el propietario?

Las instalaciones de gas necesitan ser revisadas periódicamente, para confirmar que la propia instalación se encuentra en buenas condiciones, y por lo tanto no existe ningún riesgo. Estas revisiones conllevan un gasto que se debe abonar al efectuar la revisión, ¿quién paga la inspección del gas?, a continuación analizamos la responsabilidad de este pago en inmuebles de alquiler.

Las revisiones de gas obligatorias para viviendas particulares

El objetivo de las revisiones de gas es confirmar que las instalaciones funcionan adecuadamente, y por tanto no existe ningún riesgo. Las revisiones obligatorias son dos, la revisión de la caldera y la revisión de la instalación general.

La revisión de la caldera es obligatoria y evita averías costosas que pueden aparecer a largo plazo. En este proceso se revisa la caldera y el termo o calentador de la vivienda, si hay algún problema, el técnico avisa a las personas que residen en la vivienda. 

La gestión de estas revisiones es de carácter autonómico y se lleva a cabo cada dos años, excepto en el País Vasco, donde la revisión es anual. 

Una vez finalizada la revisión, el técnico va a expedir un documento que confirma que la revisión ha sido finalizada y la caldera funciona adecuadamente.

La segunda revisión obligatoria es la de la instalación completa de gas. En este caso se inspeccionan los elementos que forman la instalación y por tanto, la conducción del gas, incluyendo además gomas, las llaves, etc. Esta revisión también es de carácter autonómico y es obligatoria cada cinco años, aunque en el País Vasco se establece un período de cuatro años. 

¿Cuánto cuesta la revisión de gas?

El importe de este tipo de revisiones tiene dos conceptos, por una parte un pago fijo que es de 15,49 € en todos los casos, sin embargo, si se contrata a la propia empresa suministradora, es la Comunidad Autónoma la que establece el importe, que actualmente se sitúa entre los 35 € y los 65 €. 

¿Quién paga la inspección del gas?

El responsable del pago de las revisiones del gas en una vivienda de alquiler viene establecido en el artículo 1554.2 del Código Civil y en el artículo 21 de la Ley de Arrendamientos Urbanos, en ambos casos se establece que son los propietarios quienes deben hacer frente a los pagos. 

Es cierto que quienes se benefician en último término del uso del gas son los inquilinos, sin embargo, el buen estado de la instalación es un equipamiento básico de la vivienda, y por tanto, las revisiones benefician a los propietarios. 

En principio el coste de estas revisiones corresponde siempre a los propietarios, sin embargo, es posible llegar a un acuerdo entre ambas partes, como sucede con el pago de las facturas. 

Los beneficios de la revisión de las instalaciones de gas

Evaluar tanto la caldera como la instalación de gas tiene los siguientes beneficios para propietarias y propietarios.

  • Es posible evitar averías más graves a medio y largo plazo.
  • Evitamos peligros relacionados con el uso de la instalación de gas.
  • Es posible optimizar el rendimiento de la caldera y por tanto, reducir las facturas.
  • Las revisiones son rápidas y nos aportan una idea general de la instalación. 
  • La propia Administración se encarga de la gestión de cada revisión. 

En términos generales, lo que suponen estas revisiones es la garantía de que la instalación de gas y la caldera están en buen estado, en caso de no ser así, se produce una detección temprana del problema, y por tanto la reparación es menos costosa. 

El pago de costes de otras revisiones en viviendas de alquiler

Además de la revisión del gas, es posible que ciertas viviendas necesiten otros servicios similares para valorar el estado de las instalaciones. Este tipo de inspecciones suelen ser puntuales, a diferencia de la evaluación del gas, pero pueden ser muy útiles para evaluar el estado general de la vivienda.

Al igual que en el caso anterior, todas las revisiones que se llevan a cabo en la vivienda conllevan un pago que va a corresponder a los propietarios. La razón es que el correcto funcionamiento de las instalaciones supone un bien a largo plazo para los propietarios, por tanto, los pagos se repercuten a los dueños de la vivienda, aunque esta esté ocupada por inquilinos con un contrato de alquiler en vigor. 

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